Las fuerzas progubernamentales libias solo esperan que sigan lloviendo bombas estadounidenses sobre Sirte. Piden a Washington que no solo continúe, sino que intensifique aún más sus bombardeos en los próximos días de forma que puedan seguir recuperando terreno en la ciudad, el principal bastión de los yihadistas del Grupo Estado Islámico en Libia.

Sirte, ciudad natal de Gadafi, a unos 450 kilómetros de Trípoli, cayó en manos del ISIS en junio de 2015. Las fuerzas del Gobierno interino libio combaten desde hace meses para recuperar el enclave, pero ha sido desde principios de agosto, con el inicio de los bombardeos estadounidenses, cuando la ofensiva ha empezado de verdad a dar sus frutos. El jefe de las fuerzas libias, el coronel Mohamed al Ghosri, asegura que se ha producido un gran avance sobre el terreno. No obstante, reconoce que el Dáesh se mantiene fuerte en un antiguo centro de conferencias, donde tiene un gran arsenal, que incluye tanques y lanzamisiles. Los yihadistas también defienden con uñas y dientes el centro de Sirte, plagado de minas antipersona y francotiradores apostados en los tejados.