Una comisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha condenando al régimen israelí por su rechazo sistémico a cumplir con los acuerdos y convenciones internacionales en los territorios ocupados palestinos.

Incluso acusa al régimen de Tel Aviv de torturar a los palestinos detenidos y prisioneros en cárceles, acusa que los derechos humanos están pisoteados.

Esta es la acusación formal de la ONU, el problema es que es de 1988. Hoy, 28 años después, en 2016, todo sigue igual, no ha pasado nada, el reporte, la acusación, como si la hubieran tirado a la basura.

Todo sigue igual o mucho peor, la actitud, la misma, el resultado, miles de muertes más. Hace unos días, la ONU volvió a levantar otro reporte, igual, o peor.

Un panel de Naciones Unidas, nuevamente, acaba de denunciar el uso excesivo de la fuerza que soldados y policías israelíes aplican contra los ciudadanos palestinos.

Critican fuertemente al régimen de Israel por usar fuerza letal y por sus detenciones administrativas que carecen de juicio, proceso penal, incluso de acusación, sometiendo a las rejas a palestinos que ni siquiera saben de qué se les acusa.

Porque no se les acusa de nada ya que no hay documento que les sea levantado, sólo la discreción del agente que decidió cargárselo en la calle.

La comparación entre los reportes, el de 1988, o el de ahora, o el de hace unos años, o incluso la denuncia del propio presidente de EE.UU. Jimmy Carter, quien denunció en la televisión después de dejar la Casa Blanca, que el sufrimiento de los palestinos era la peor violación de derechos humanos que se hacía en el planeta.

Esto muestra que la condición palestina no ha cambiado en nada, sino por el contrario, que su derrotero parecería ser el infierno, las llamas de las balas israelíes.

En 'Detrás de la Razón' revisaremos los reportes de la ONU y sus consecuencias. La batalla de la razón contra la insistencia del régimen de Israel de creer que pueden extenderse violando el derecho internacional, violando los acuerdos, y el llamado de la ONU, y violando lo más esencial: la vida humana.