MI PRIMER AMOR
La vi nacer bajo el cambiante cielo
de una finca llamada La Cascada,
en la ubérrima vereda de El Rosario,
municipio del frío Yarumal.
Escasos seis años yo contaba,
y ella impúber, me miraba y se lamía.
Retozábamos en los verdes pastizales
de aquella tosca región privilegiada.
En tardes de sol o de neblina,
antes de separarla de su madre
para conducirla hacia corral,
ensayábamos besos y caricias
con esa inocencia distendida
que manejan los amantes niños
al hallarse en silencio y soledad.
Hoy recuerdo igual que un sueño
a mi blanca ternerita enamorada
bajo los días azules de la infancia,
donde todo era fresco y perfumado
como una tierna rosa sin espinas,
en el jardín de mi primer amor.