En el concierto de las naciones las cosas están cambiando. La época de las sanciones contra Irán se ha ido. Los persas y los países del mundo han salido a hacer negocios.
El presidente de la República Islámica de Irán, Hasan Rohani, tomó un vuelo y a la manera como se debe representar un país, se plantó en Roma (capital de Italia) y en París (capital de Francia). Habló de frente con los mandatarios europeos y se embolsó contratos millonarios y perspectivas claras económicas no sólo para Irán sino para Europa.
España en este contexto, no quiere quedarse sin una tajada del pastel. Los negocios son multimillonarios y benefician incluso a la creación de empleos.
El canciller español, José Manuel García-Margallo, está negociando la construcción de una refinería en el sur de España con la cooperación de los iraníes.
Aquí viene el punto, dentro de España parece que hay voces que no quieren a los iraníes o que no quieren que los españoles tengan negocios con Irán. Y están tratando de ensuciar el nombre de Irán acusándolo de injerencia.
Algunos quieren usar al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y su partido para acusar directamente al Gobierno de Irán de intervenir en la política interior de España.
¿De dónde se quieren sostener? Como la televisora iraní HispanTV ha emitido el programa "Fort Apache" de Pablo Iglesias, desde hace varios años, ahora quieren decir que Irán a través de ese programa de televisión financió al partido Podemos.
El grave error es que HispanTV jamás ha tenido contacto ni relación alguna con Pablo Iglesias. El mismo Iglesias ha aclarado que él vende su programa a una productora española y que esa productora vende programas a quien desee.
Más aún, medios españoles han publicado que todo es un truco, que no hay evidencia alguna de nada ilegal, y que ni siquiera hay investigación de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF).
¿Quién entonces está detrás de todo esto? ¿Por qué la guerra sucia contra el partido Podemos? ¿Por qué tratar de usar el nombre de Irán cuando está regresando a la escena del comercio mundial? ¿Quién se beneficia con esto? ¿Es un problema interno de la política española, o es un entramado que afecta y evoca intereses internacionales?
Analizaremos qué hay detrás, en Detrás de la Razón, desde los estudios de Teherán a las nueve treinta; Londres, cinco de la tarde; México, doce del día; Colombia, una de la tarde; Madrid, siete de la noche.