El Leganés culminó la primera vuelta como único local invicto de la categoría y lo hizo a lo grande, firmando contra el Mirandés una de sus mejores tardes en lo que va de curso (4-0).
Necesitaron solo nueve minutos los blanquiazules para que se les pusiera todo de cara. Tuvo mucho que ver en ello la inspiración del extremo Alexander Szymanowski, que fue una pesadilla para la defensa del conjunto visitante desde el pitido inicial.
Así, en el primer ataque serio de los suyos, logró controlar un esférico pegado a la línea de fondo y hacer tiempo hasta poder asistir a Rubén Peña. Éste recibió el esférico, se internó en el área y batió a Raúl con un disparo raso.
No tuvo tiempo para asimilarlo el Mirandés. Una pérdida en la medular cayó a los pies de Szymanowski. Gasolina suficiente para que el argentino encendiera el motor y embistiera a una zaga descolocada. El resultado final, un tanto de tiro cruzado desde el costado zurdo que tocó en el palo antes de besar la red.
Había más en la recámara. Rubén Peña puso el prólogo y el epílogo del tercer gol tras bajar a recibir al centro del campo primero y empujar el balón bajo el larguero después. Entre medias, un esférico al hueco con el exterior de Gabriel para Szymanowski y un pase de la muerte de éste.
Castigo duro pero merecido que pudo ser mayor. Omar intentó un tiro con efecto que rozó la escuadra y Szymanowski le pegó fuerte al balón desde fuera obligando al despeje del portero. Por su parte el rival apenas dejó un intento de Lago Junior que se marchó fuera.
El atacante también protagonizó la primera ocasión clara en la segunda mitad, encontrándose con el larguero tras zafarse de dos defensas. Idéntico destino tendría, en el arco opuesto, un lanzamiento desde la frontal de Rubén Peña.
Entró entonces el choque en decadencia. Sin embargo eso no aminoró las ansias del Leganés, que aún acertó una vez más al rematar Gabriel de cabeza y sin apenas oposición un centro medido de Rubén Peña.