La sombra del terror que ha provocado el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), sigue creciendo y le sigue dando la vuelta al mundo.
Entre la amenaza real y la paranoia, el nuevo paisaje en Occidente sigue avanzando. Si no es la alerta en Suiza, entonces es en Bélgica, y si no, Francia sigue tronándose los dedos, y si no es eso, es el terror en el aire que sufren los pasajeros.
Tres aviones Air France con aterrizaje de emergencia por amenaza terrorista. O una de las expresiones más grandes de la cultura universal, la Ópera de Milán, es inaugurada bajo la sombra del terrorismo.
Washington le alertaba al premier italiano Matteo Renzi, que EIIL podría rociar de balas su "Scala de Milano". Este es un concierto para tres voces, hoy.
La primera, ya se la dijimos: Daesh. La segunda: Rusia. Desde su sala de comando en Moscú, el presidente Vladimir Putin ha dicho dos cosas escalofriantes.
Uno: le ha dado al orden al Ejército ruso de disparar a matar, a cualquier cosa que los amenace en sus operaciones antiterrorismo que llevan a cabo en Siria.
Dos: que como están las cosas, espera nunca tener que ordenar un ataque con armas nucleares contra los terroristas.
¿Atacar a los terroristas con armas nucleares? A qué se habrá referido el presidente de Rusia. La otra voz del concierto es Turquía.
Quien sigue desafiando y retando a la federación rusa. Mientras el Kremlin exige que los turcos se disculpen por haber derribado el bombardero ruso.
Los turcos contestan que no sólo no van a pedir perdón, sino que si vuelve a pasar por ahí otro avión, lo van a volver a derribar, más aun, Turquía dice que si no ha contestado a Rusia no es por miedo.