El Reino Unido confirma su ralentización en el tercer trimestre, en que creció un 0,5 por ciento, debido al mayor aumento de las importaciones en una década. De hecho, el sector de los servicios que incluye también los financieros es quien sostiene la economía británica donde supone tres cuartas partes del Producto Interior Bruto. La segunda estimación de la Oficina Nacional de Estadísticas ratificó las cinco décimas de avance, que constituyen dos menos que en el trimestre anterior.
A ritmo anual, el crecimiento se encuentra ahora en el 2,3 por ciento. La previsión del Gobierno es que el año acabe con un 2,4: la misma progresión que se dio el año pasado y que se proyecta para el que viene. El aumento de siete décimas en los servicios compensó la caída en más del dos por ciento en la construcción. Ante una inflación negativa, lo más probable es que el Banco de Inglaterra mantenga los tipos de interés en su mínimo histórico.