Es un éxodo imparable. Cientos de refugiados siguen pasando todos los días la frontera entre Serbia y Hungría. Muchos siguen la vías férreas, donde no hay alambradas de espino para que los trenes puedan circular.
La frontera entre Hungría y Serbia es una frontera exterior de la Unión Europea, su seguridad corre a cargo de Budapest. Para ello, el Parlamento húngaro aprobó el pasado julio la construcción de una alambrada de 3,5 metros de altura en unos 150 kilómetros a lo largo de la frontera.
Desde principios de este año, las autoridades húngaras han interceptado a más de 167 mil refugiados que habían cruzado la frontera ilegalmente. Los detenidos son conducidos a este campo de internamiento en Roszke, donde a veces tienen que esperar hasta dos días para completar el proceso.
Muhammad, refugiado sirio:
“Estamos esperando para dar nuestros nombres y que nos dejen meternos en autobuses para ir a Budapest gratis”.
Muchos aseguran que no se han cruzado con ningún policía en la rut