Esta semana os traemos la que sin duda debe ser considerada una de las consolas portátiles más importantes de la historia. Game Gear, lanzada en 1990 por una Sega en plena edad dorada, parecía nacida para triunfar. Pero por desgracia en el mercado ya se encontraba arraigada la imbatible Game Boy, así que pese a la clara superioridad técnica de la portátil de Sega, finalmente tuvo que hincar la rodilla ante la inmortal creación de Nintendo. Sin embargo, Game Gear acabó siendo la portátil que más logró aguantar el pulso antes de rendirse, vendiendo un total de 11 millones de unidades que le permitieron hacerse con un buen pellizco en un mercado prácticamente monopolizado por Game Boy.
Conocida inicialmente como Proyecto Mercurio (Sega era muy dada a poner nombres de planetas a sus sistemas), la consola fue diseñada como una Master System portátil, aunque sus formas, ergonómicas y muy cómodas de sujetar a pesar del volumen de la máquina, están inspiradas por el pad de control de Mega Drive, algo que también podemos ver en su fenomenal cruceta, con la que se pueden marcar diagonales sin esfuerzo alguno. Los botones de acción son de pequeño tamaño, pero su diseño cóncavo, algo no muy habitual en los aparatos llegados de oriente, permite evitar deslizamientos de dedo indeseados. Y ya por último tenemos la estrella de la función, su pantalla retroiluminada de 3.2 pulgadas capaz de mostrar 32 colores en pantalla de una paleta de 4096 tonalidades.
Y es que el potencial técnico de Game Gear es incluso superior al de Master System, lo que convierte a esta máquina en una portátil espectacular para su época. Por desgracia, sus virtudes fueron también su talón de Aquiles, dado que Game Gear era una auténtica devoradora de pilas, consumiendo nada más y nada menos que seis baterías AA cada tres horas de juego. Ello hacía que muchos usuarios acabaran jugando con la consola conectada a la red eléctrica la mayor parte del tiempo, y eso es lo peor que puede pasarle a un sistema portátil. Además de por sus juegos, Game Gear fue bastante conocida por sus periféricos, entre los que destacaban especialmente dos: el Master System Converter, que nos permitía jugar con los cartuchos de Master System en la portátil, y el llamativo TV Tuner, que convertía nuestra máquina en todo un pequeño televisor portátil.
Game Gear contó con un fenomenal catálogo de unos 300 títulos, un número que incluso podía ascender a más del doble si nos hacíamos con el mencionado Master System Converter. Los juegos dignos de destacar son bastantes, comenzando por los dos Shinobi, considerados por muchos como los mejores juegos de todo el catálogo, la trilogía Illusion (tres magníficos títulos de plataformas protagonizados por Mickey Mouse), o los dos primeros Sonic. La portátil también tuvo la suerte de recibir sendas conversiones de dos de los mejores juegos de Treasure: Gunstar Heroes y Dynamite Headdy.