Era un ángel con alas atezadas
por el sol asesino de ilusión;
en sus lágrimas tristes alboradas
por dejar tan expuesto el corazón.
Era el cielo morada de un ensueño
reflejado en el mar de una mujer;
de sus aguas quería ser el dueño,
y su piel de cristal poder beber.
Era amor con la marca del pecado,
la utopía estampada de lo impuro;
horizonte abismal por ser casado,
un funesto confín en su futuro.
Era aborto de amor en primavera,
no importaba que tanto la quisiera.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.