Los ataques saudíes continúan contra Yemen con miles de muertos, bombas de neutrones, y una nación que poco a poco se reduce a escombros.

De hecho, ya no se sabe si aquel país es un campo de prueba de misiles o un proyecto de demolición. Tampoco en el campo diplomático las cosas van mejor: esta semana quedaron en nada los diálogos de paz entre los representantes del movimiento popular Ansarolá y los portavoces del depuesto Gobierno.

La mediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asimismo insuficiente -ineficaz- dirían otros. Pero Arabia Saudí parece empeñada en demostrar otra cosa: culpan a Ansarolá de entorpecer el diálogo.

No obstante, más parece que se trata de un monólogo bélico-político. Cifras de las Naciones Unidas revelan un incremento alarmante en el número de víctimas civiles en un conflicto que no da señales de menguar.

Las negociaciones de Ginebra buscaban poner fin a meses de combates, pero en base al fracaso de las mismas, hay quienes denuncian que Riad solo trata de "comprar más tiempo" para proseguir con sus asuntos regionales y antagonismos.