Phnom Penh cayó sin oponer resistencia después de cinco años de guerra civil y de bombardeos estadounidenses en el marco de la guerra de Vietnam.
Pero cuando los jemeres rojos invadieron la capital, nadie se imaginaba que comenzaría un régimen del terror capaz de exterminar a una cuarta parte de la población.
“Por eso, cada año recordamos a quienes están en el poder que apoyen al Tribunal que sigue el genocidio de Phnom Penh, para que el procedimiento siga su curso y no se pongan obstáculos a lo que consideramos traerá la justicia a sus gentes”, manifiesta Sam Rainsy, líder del partido de la oposición, el Partido de Rescate Nacional de Camboya (CNRP) .
Sobre los últimos dirigentes vivos del Jemer Rojo pesan condenas a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad, uno de ellos el exdirector de la mayor prisión y centro de torturas en esta etapa, Keing Guek Eav, alias Duch.
El régimen ultramoísta, liderado por Pol Pot, estuvo al poder durante cuatro años, e intentó imponer