Madrid, 27 feb (efesalud.com). Entramos en el despacho del doctor Carlos Macaya Miguel, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, para hablar de los avances en la investigación de las células madre orientadas al corazón, terapia biológica que "todavía no ha ofrecido resultados satisfactorios como sí ha ocurrido en la renovación de la piel".
Pero antes de enfocar sus comentarios en los latidos cardíacos, Carlos Macaya nos ofrece algunas pinceladas que definen el uso de células madre en los tratamientos de las diferentes enfermedades fisiológicas del ser humano.
"Nuestro cuerpo se compone de órganos conformados por tejidos que a su vez están constituidos a base de células, y éstas por moléculas. En definitiva, -dice- líquidos, fundamentalmente agua, y todo tipo de células con diferentes funciones estructurales, como las epiteliales, las de la mucosa bucal o digestiva, las del pulmón, las del hígado, las del sistema óseo o las del cerebro".
Y en cada órgano encontramos diferentes tipos de células, como sucede en el corazón.
"No solo hay células que forman músculo, sino que también tenemos células de los vasos sanguíneos, arterias y venas, y dentro de estos las células endoteliales; células de tejido fibroso; células que generan estímulos eléctricos; o células del tejido de conducción", apunta algunas.
¿Y de dónde proceden estas células?... El origen del árbol genealógico celular se halla en el intercambio de ADN entre el óvulo de la mujer y el espermatozoide del varón, el ovocito, la primera célula madre del futuro cuerpo humano.
Las células madre tienen la capacidad de multiplicarse en dos células hijas. Una conserva las mismas propiedades de la madre para la renovación periódica, o cuando se produce algún tipo de daño en el tejido, y otra para especializarse según la función de cada órgano.
Durante la división celular del ovocito -mitosis-, hasta convertirse en embrión, se configura la especialización celular. Las células madres dejan de ser troncales para convertirse en tejidos, nerviosos o musculares.
En el recién nacido, el cuerpo está prácticamente formado y solo quedan un número determinado de células madre en cada uno de sus órganos. Son necesarias para la generación continua de células que puedan sustituir a las células agotadas o muertas.
¿Y dónde montan guardia estas células?... Las células madre se originan en la médula ósea, el tejido blando de los huesos; donde también se crean las células sanguíneas.
"Los glóbulos blancos, los glóbulos rojos -eritrocitos- y las plaquetas tienen una media de vida de dos o tres semanas, momento en el que desaparecen para ser sustituidos por otros nuevos que discurran con energía a través del torrente circulatorio", detalla.
¿Entonces, en qué consiste esta terapia celular regenerativa?... En colocar células madre en el tejido dañado para sanar sus estructuras y recuperar así su funcionalidad orgánica.
¿Y en el corazón, que tipo de células se colocan?... Se deben introducir células que sean capaces de especializarse en cada tipo de células que conforman las diferentes funciones del "motor" de la vida.
"Las musculares, las más importantes, ya que el corazón es una especie de máquina que bombea sangre de forma continua; las vasculares, ya que el músculo cardíaco también necesita ser alimentado por la sangre para obtener energía y poder trabajar a pleno rendimiento; las células del tejido de conducción, para que se produzca la estimulación del músculo cardíaco latido a latido", relaciona el doctor Macaya.
¿Pero qué tipo de células madre se emplean en el corazón?... se suelen extraer de la médula ósea del esternón o del hueso de la cadera. Se extraen y luego se seleccionan las más antiguas, las células madre.
El proceso de reproducción celular se desarrolla en el laboratorio. Para finalizar, "se inoculan en el corazón a través de las arterias coronarias, para que se distribuyan por todo el corazón, o por vía directa inyectando las células en la zona dañada", ilustra.
El problema vital se centra en conseguir los objetivos médicos deseados.
"Reconstruir músculo dañado por un infarto agudo de miocardio o tratar enfermedades cardiovasculares -pone de ejemplo-. Con estas células pretendemos regenerar partes del corazón perdido, pero a día de hoy son irreparables. Los resultados no han sido todo lo satisfactorios que esperábamos", se lamenta el doctor Macaya.
"Ya disfrutamos del éxito de este tipo de terapias en otros órganos del cuerpo humano, como en la piel, pero en órganos complejos, como el cerebro o el corazón, esta técnica todavía esta muy lejos de convertirse en una realidad terapéutica, aunque no perdemos la esperanza", concluye el cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos.
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