Este tipo de terapia facilita un gran número de estrategias y una de las más significativas es: “Exposición con Prevención de respuesta”. La exposición se refiere al afrontamiento de los pensamientos, imágenes, objetos y situaciones que activan la ansiedad. En un principio, esta afirmación puede parecer inapropiada ya que, seguro, la persona ha intentado hacerlo muchas veces sin conseguirlo, la respuesta reside en aplicar la segunda parte de la terapia también y es ahí donde entra “la prevención de la respuesta”. Una vez en contacto con el objeto de la ansiedad se toma la decisión de no llevar a cabo el comportamiento compulsivo. De nuevo, se presenta la disyuntiva: quizá se ha probado muchas veces parar los actos compulsivos para detener el pico de la ansiedad. El último punto es la clave. La persona debe seguir y no ceder hasta notar un descenso en la ansiedad. La caída de la ansiedad que ocurre al exponerse y responder a la compulsión se denomina habituación.