Madrid, 10 oct (efesalud.com). La doctora María Teresa Agulló nos introduce en la sala de crioconservación del Laboratorio de Oncología del Hospital 12 de Octubre para explicar "la utilidad científica de preservar las células tumorales donadas por pacientes oncológicos", fundamentales en el análisis de posibles mutaciones genéticas o en la investigación y desarrollo de nuevos fármacos.
"Las células provienen de tejido tumoral de los pacientes que han sido operados en nuestro centro hospitalario -informa-. Las células se tratan en el laboratorio para que crezcan en cantidad y calidad suficientes para poder trabajar con ellas a pleno rendimiento".
El material celular se conserva en criotubos a menos 170 grados en el interior de un tanque de nitrógeno líquido, un sistema de congelación que permite preservarlo con su total capacidad funcional.
Estos viales están identificados según el tipo de tumor y según las características del paciente que ha donado el tejido cancerígeno: su histología, el tratamiento que ha recibido o la consiguiente respuesta terapéutica.
"Los científicos caracterizamos sus moléculas. Estudiamos los genes que las componen para comprobar si son normales o si sufren mutaciones. Examinamos su relación con el desarrollo de neoplasias en los diferentes órganos del cuerpo humano", expone Teresa Agulló.
Además, y no por ello menos importante, "se realizan experimentos con fármacos -quimioterapia-, para comprobar sus efectos sobre las células, o con medicamentos anticancerígenos combinados para verificar su eficacia contra las diferentes variantes de la enfermedad", añade.
Los equipos de investigación, como el que dirige la doctora Agulló, "intentan eliminar o contrarrestar el avance de estas células malas, salvaguardando las buenas, en el menor tiempo posible; y de esta manera aportar nuevos marcadores anticancerígenos que se puedan atacar con fármacos que generen los mínimos efectos secundarios".
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