La policía australiana abatió este martes a un joven de 18 años sospechoso de pertenecer a un grupo yihadista.

Las autoridades han confirmado que este llegó a la comisaría de Melbourne donde estaba citado para declarar como parte de una investigación. Allí apuñaló a dos agentes antes de ser derribado.

“Tenemos informaciones de que la semana pasada fue visto en un centro comercial con la bandera del Estado Islámico”.

La muerte del joven, de origen afgano y al que se le había retirado el pasaporte, tiene lugar menos de una semana después de los operativos antiterroristas en las ciudades de Sídney y Brisbane, y de que se revelara que los yihadistas aparentemente intentaban decapitar a civiles e incluso atacar el Parlamento australiano.

“Obviamente esto indica que hay gente en nuestra comunidad que es capaz de cometer actos extremistas. También indica que que la policía debe permanecer vigilante para protegernos de los que nos quieren hacer daño”.

Según el Gobierno de Camberra, unos 60 yihadistas australianos combaten en Siria e Irak mientras otros 20 militantes ya han regresado al país.

Un quebradero de cabeza para los líderes musulmanes moderados locales, que han condenado la agresión del joven de filiación yihadista.