Estados Unidos anuncia que ampliará a Siria los ataques aéreos contra los yihadistas del Estado Islámico. Barack Obama desveló el miércoles los nuevos planes de su país, horas antes del decimotercer aniversario de los atentados del 11 de septiembre. Los planes estadounidenses también eliminan las restricciones a su campaña aérea en Irak.
“He dejado claro que perseguiremos a los terroristas que amenazan a nuestro país, dondequiera que estén. Esto significa que no dudaré en actuar contra el Estado Islámico en Siria, además de en Irak”, afirma Obama.
Tras Irak y Afganistán, Obama no quiere verse implicado en otra guerra terrestre. Los 475 miltares estadounidenses más que serán desplegados sobre el terreno tendrán como misión entrenar, asesorar y equipar a las fuerzas locales.
“En la lucha contra el Estado Islámico, no podemos confiar en el régimen de Asad que aterroriza a su pueblo, un régimen que nunca recuperará la legitimidad perdida. En su lugar, debemos reforzar a la oposición siria como mejor contrapeso a extremistas como el Estado Islámico”, dice Obama.
Con esta nueva estrategia, el presidente se hace eco de la creciente inquietud ciudadana a menos dos meses de las elecciones legislativas. El 71 por ciento de los estadounidenses apoya los ataques aéreos en Irak.
Desde Washington, el corresponsal de Euronews Stefan Grobe señala que: “El presidente Obama anoche trató de hilar muy fino entre lo que parece ser una necesidad política y militar, y lo que los ciudadanos estadounidenses están dispuestos a tolerar durante una campaña electoral. La gran mayoría de la población sigue siendo contraria a cualquier misión bélica de Estados Unidos en Oriente Medio. Pero al mismo tiempo, los estadounidenses quieren que su presidente responda enérgicamente ante la amenaza del Estado Islámico. La estrategia que Obama dibujó refleja que los yihadistas serán destruidos con el apoyo decisivo de Estados Unidos, pero en el campo de batalla serán las fuerzas locales las que combatan. Si fuera necesario, esta estrategia daría a Obama la flexibilidad suficiente para intensificar la lucha después de la elecciones de noviembre”.