* El ejercicio de la autoridad no es autoritarismo. Todo lo contrario, es garantía del funcionamiento de las instituciones, es la seguridad y es la paz para los ciudadanos, el principio de autoridad en un régimen democrático es garantía de que éste funciona. Que funciona para toda la colectividad y no para unos pocos. Que funciona, sobre todo, para proteger a los más débiles.
* Lo fundamental es, que el ejercicio de la autoridad se realice mediante la reinvindicación de la ley y de las atribuciones del estado para garantizar la convivencia, encarar la violencia, sin degenerar en autoritarismo. Que sea un ejercicio que justamente acabe con las manifestaciones latentes en toda sociedad de abusos por parte del estado.
* Pero al mismo tiempo, y esto quiero remarcarlo con especial interes, una democracia debe ser fuerte en la aplicación de la ley. No debe inhibirse porque en el momento en que lo haga, le abrirá las puertas al caos. Actualmente en venezuela transitamos por una senda minada que puede conducirnos bien al autoritarismo, que siempre es una amenaza latente, o bien al deterioro del principio de autoridad que enerve la legalidad democrática y estimule la cotización de la sociedad.
* Hay claros ejemplos sobre lo que señalo. Por una parte, ciertos comportamientos autoritarios que derivan en peligrosas violaciones de derechos humanos por organismos policiales sobre los que no existe control suficiente, así como irresponsables comportamientos en el mundo sindical que afectan severamente el funcionamiento de industrias básicas o lo que sucede con invasiones de fundos en producción o edificaciones urbanas.
* El gobierno no puede transmitir a los venezolanos la impresión de que la situación del país oscila entre autoridad y autoritarismo. A veces pareciera darse esa situación, la cual genera confusión. Y la verdad es que no hay razón alguna para que así sea. El Presidente Maduro es el depositario constitucional y legal del mandato que le otorgó el pueblo venezolano en elecciones libres. Es un gobernante democrático que respeta la norma legal y que, por tanto, debe recurrir a ella y aplicarla con firmeza, con la autoridad que le confiere. Su ejercicio del gobierno. Es todo lo contrario al autorisimo que el país ha vivido en otras etapas de su historia. Por tal razón, conviene precisar la diferencia entre autoridad y autoritarismo, estar alertas a cualquier distorsión y profundizar la capacidad de respuesta de la ley para hacer frente a aquellos que se empeñan en violentarla.