Pasan los días y los daños provocados se cuentan por miles. Hay más de 1 millón y medio de afectados y 49 muertos.

En Croacia, el país menos castigado por las lluvias, hay 15.000 evacuados, y algunos no quieren dejar atrás sus pertenencias por eso intentan rescatar con camiones y barcas sus muebles.

El nivel del agua va disminuyendo poco a poco pero los estragos del agua persisten.

Dos décadas después de que las guerras desmembrasen Yugoslavia y la región dependiese en gran parte de la ayuda financiera de occidente, Serbia y Bosnia vuelven a poner su mirada en el dinero europeo para recuperarse de estas riadas devastadoras.

La gente lo ha perdido todo. Un hombre croata explica que antes de las inundaciones “tenía 12 invernaderos y ahora están todos bajo el agua”. “También tenía trigo, maíz y un rebaño. Ahora no tengo nada. Esto es el fin. No sé qué vamos a hacer y cómo vamos a sobrevivir”, continúa diciendo el hombre con voz desesperada.

En Serbia, ante la alerta de nuevas crecidas del río Sava se refuerzan los diques para evitar una nueva catástrofe.

La ayuda internacional comienza a llegar a los afectados y evacuados, más de 25.000solo en este país.

Pero Bosnia se ha llevado la peor parte de estas riadas bíblicas. Los corrimientos de tierra y el fango engullen las casas que las lluvias han dejado en pie.

Solo en este país hay casi cuatro millones de afectados, un cuarto del total de una población, que se ha visto abocada a vivir un segundo éxodo, el peor desde la guerra de 1992.