A los hijos apenas les dio tiempo de prepararse para el puesto de jefes. Cuando el padre murió repentinamente, sus hijos Oliver Freidler, de 22 años, y André, de 24 años, debieron sucederlo en la gerencia de la empresa Alb-Gold. Junto con su madre ellos dirigen el segundo mayor fabricante de pasta en Alemania, que anota un volumen de ventas anual de 60 millones de euros.