El segundo productor de energía alemán, RWE, presenta pérdidas por primera vez en sesenta años. La compañía, que también opera en el Reino Unido y Holanda, tuvo un beneficio negativo en 2013 de 2.800 millones de euros. La razón principal son unas provisiones extraordinarias de casi cinco mil millones a causa de sus centrales eléctricas fósiles.
El problema se extiende al resto de empresas energéticas del país que poseen centrales de carbón, que se enfrentan a las subvenciones del Gobierno germano a las energías renovables que hacen bajar el precio de la electricidad. Su objetivo es recibir, a su vez, subvenciones oficiales. En noviembre pasaso, RWE anunció una reducción de plantilla de 7.000 trabajadores.