En Colombia han saltado las alarmas. Se trata de un nuevo capítulo de las chuzadas, como se conocen en ese país a la interceptación ilegal de comunicaciones privadas por parte de las Fuerzas Militares y cuyo blanco serían ahora los negociadores del Ejecutivo en el proceso de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que tiene lugar en La Habana.