El crédito en la eurozona se contrae al ritmo más rápido desde su existencia. Así lo reflejan los datos del Banco Central Europeo del mes de noviembre, en que este retroceso alcanzó el 2,3 por ciento respecto al año anterior. En octubre, esta caída ya había sido del 2,2.
El país donde el descenso es más agudo es España, donde se situó en el trece y medio por ciento. Aunque en noviembre fue menor que en octubre. El caso italiano también es preocupante porque la caída se situó casi en el seis por ciento, lo que supone el mayor retroceso contabilizado en el país. Solo en cinco aumentaron los créditos.
Y otro elemento que muestra la distorsión del mercado es que los préstamos que, por ejemplo, hacen los bancos finlandeses a las empresas griegas y chipriotas es un tercio más elevado en intereses que a las de su propio país. Un signo de que la facilidad de liquidez del BCE sigue sin dar el resultado esperado.