Centenares de soldados y policías tratan de poner fin al pillaje desatado en el capital de la isla de Leyte, una de las zonas más devastadas por el tifón Haiyan. Desde el lunes, en Tacloban impera el toque de queda.
La desesperación por la falta de agua y alimentos ha llevado a muchos afectados a asaltar tiendas y centros comerciales. Siete guardas de seguridad de uno de ellos harbrían muerto.
“Nuestro mensaje a los saqueadores es que aplicaremos conta ellos todo el peso de la ley porque no se puede tolerar lo que hacen. Nuestros compatriotas ya están sufriendo y los saqueadores no pueden añadir más problemas”, dice el Director de la Policía Carmelo Valmoria.
Una quincena de supuestos miembros de la rebelión comunista habrían atacado un convoy del Ejército cerca de un puerto del que parte la ayuda humanitaria para los siniestrados del tifón, a unos 240 kilómetros de Tacloban. Dos de los agresores habrían muerto.