El nuevo Papa Francisco despertó esperanzas en todo el mundo y muy en particular en El Salvador. En esa nación centroamericana, desde hace años, la Iglesia Católica tomó partido por los pobres; esto se tradujo en una permanente persecución de los jesuitas, la orden a la que pertenece el Papa. Sin embargo, nunca abandonaron la fe ni su adhesión a una teología liberadora al servicio de los pobres.