La infancia de Tío Simón fue muy breve, desde muy temprano tuvo que empezar a trabajar para ayudar a su madre con el sustento de sus hermanos. Pero tuvo una segunda oportunidad de disdrutarla cuando se casó y tuvo hijos. Los hijos le permitieron al Tío ser un niño de nuevo: hacer guerra de almohadas, llevar animales a la casa y jugar al escondite. Un día hasta se convirtió en un personaje de cera de un museo para hacerle una broma a sus hijos.