El estudio es la piedra angular de un proyecto de investigación de la Unión Europea destinado a identificar entre los alimentos naturales aquéllos que regulan el apetito aumentando la sensación la saciedad y reduciendo el hambre, por lo que pueden utilizarse en la lucha contra la obesidad. “Estamos hablando de ingredientes que contienen proteínas, a base de hierbas, algunos tipos de carbohidratos, ciertos almidones, y estamos hablando de fibras solubles también. Y se utiliza todo esto en una variedad de alimentos. En productos horneados, galletas, batidos, yogures, refrescos, aguas … una gama de productos alimenticios industriales que las personas pueden introducir en su patrón de alimentación diaria”. A los voluntarios del proyecto se les ofrecen tres comidas al día durante 52 días. A cambio, permiten que los investigadores sepan cómo reaccionan sus cuerpos ante los misteriosos ingredientes añadidos en las recetas.