Las fantasías, pensamientos y emociones brotan y repercuten en nosotros a partir del cerebro. La salud y la enfermedad brotan siempre de dentro. En tiempos pasados se pensaba que las amenazas contra la salud, como el virus, provenían de fuera. Hay que preguntarse por qué un mismo virus provoca efectos tan dispares en diferentes personas.
Cuando un corazón, sano o enfermo, late, es todo el hombre el que resuena a través de los latidos. Muchos médicos están convencidos de que detrás de una enfermedad hay un modo equivocado de vivir.
Una emoción no controlada puede llevar a un sujeto a alteraciones psicosomáticas. Así mismo, fuertes emociones no controladas de frustraciones o ansiedades pueden generar diabetes, úlcera gástrica, hipertensión, infarto de miocardio... Y así, detrás de las dolencias pueden palpitar problemas de orden emocional.
Cada vez que el ser humano cae enfermo, hay que suponer que puede ser efecto de un desorden interior. La actitud interior posee el poder de modelar las circunstancias exteriores. El remedio no está en una droga medicada desde el exterior, sino en un rearme interior.
La salud es mucho más que la ausencia de enfermedad. Es un bienestar general experimentado tanto en el terreno biológico como en el psíquico".
Ignacio Larrañaga. Las Emociones y La Salud. Las Fuerzas de la Decadencia