La Enfermedad y La Vida Espiritual
Palabras de consuelo con algunas reflexiones para aquellos enfermos que disponen de una fe consolidada y cultivada en un trato personal frecuente y entrañable con Dios.
"La experiencia más grata que he tenido a lo largo de este año y medio consiste en no haber cambiado mi relación con Dios.
La gran tentación fue volver de la fe a la religión, de la confianza gratuita al interés. Aprendí a reconciliarme con Dios sin esperar nada de él.
Tuve que asumir que mi salud no dependía de Dios, tampoco mi enfermedad. Dios ni me la enviaba ni la quería. Simplemente era algo que estaba ocurriendo en mi vida.
Si no me había quejado de Dios cuando todo me iba bien, ¿por qué me iba a quejar cuando todo marchaba mal? Si yo a Dios no le he pedido nada en mi vida -excepto que sea santificado su nombre- , ¿por qué le iba a pedir durante la enfermedad?
Por ello, en mi relación con Dios, cuando pretendía verbalizar interiormente alguna oración, me salía tan sólo aq