José Vicente Rangel /// Los Confidenciales (Video)
A 46 años de su muerte fueron exhumados los restos de Fabricio Ojeda. Durante estas largas cuatro décadas, silencios y complicidades enmascararon lo que en realidad fue un asesinato. La historia oficial acreditó la versión de que el fundador de la junta patriótica, el organismo clave en el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez, se había ahorcado en la celda donde se hallaba detenido, la sede del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Armada (SIFA), frente al palacio de Miraflores. Para la fecha era Presidente de la República Raúl Leoni, Ministro de Defensa el General Ramón Florencio Gómez y director del organismo de inteligencia el General Martín Márquez Añez. Integré la comisión de diputados que se hizo presente en el lugar, vi el cadáver pendiendo de la cuerda de una persiana a ras del piso, en una posición que delataba, claramente, que el hecho había sido simulado para ocultar el estrangulamiento del detenido. Tuve un cruce de palabras con el fiscal general de entonces, Antonio José Lozada, por la manera irresponsable como se procedió al levantamiento del cadáver, sin la presencia de forenses y con evidente presión de las autoridades militares. No tengo dudas de que Fabricio Ojeda fue asesinado. Quienes lo conocimos y fuimos sus compañeros de luchas, sabíamos de su coraje, de la fe que lo motivaba para vivir. Renunciar voluntariamente, por propia decisión, a la vida, a la lucha, era algo incompatible con su carácter, con su trayectoria, con sus ideales. Ojala que la exhumación de sus restos, promovida por el ministerio público, por la fiscal general luisa ortega, que a diferencia de los funcionarios del pasado sí cumple con sus deberes y obligaciones, perfore el muro que impidió que hasta ahora aflorara la verdad de tan monstruoso crimen político.
En las estimaciones en medios políticos y direcciones de los partidos que compiten en las elecciones del 16 de diciembre, se considera que la disputa entre el chavismo y la oposición se va a centrar en estados como Zulia, Táchira y Mérida y, en segundo término, en Lara y Miranda.
En Miranda se da la particularidad de que la carta del chavismo, el exvicepresidente Elías Jaua, arrancó con mucha fuerza y está llegando a diversos sectores sociales, mientras que la candidatura de Capriles luce engatillada, sin definiciones, y de ahí la pobreza de los actos que realiza.
Entre los analistas se comenta que, incluso, pareciera existir un plan en sectores opositores descontentos con el liderazgo de Capriles, sobre todo con la actitud que éste adoptó con los aliados y durante la campaña, y ante los resultados del 7 de octubre. El plan se orientaría a estimular la abstención para restarle posibilidades de triunfo
También se señala que el protagonismo de Antonio Ledezma y los temas que aborda, lo colocan en plan de definir un nuevo liderazgo en la oposición y avanzar en su propósito de consolidarse como opción en el caso de que Capriles sea en Miranda.