Dependiendo de su composición y evolución, su temperatura puede ser de menos de 700 °C hasta más de 1.500 °C. Aunque es un líquido, es además rico en burbujas de hidrógeno, oxígeno, carbono, bromo, y cloro. Esta característica es responsable de que el magma, al enfriarse, forme a veces rocas que flotan en agua. El material que forma el magma proviene de la fusión parcial o total de una fuente parental, principalmente de la parte superior del manto y la base de la corteza terrestre. Por su contenido mineral, el magma puede clasificarse en dos grandes grupos: máficos y félsicos. Básicamente, los magmas máficos contienen silicatos ricos en magnesio y calcio, mientras que los félsicos contienen silicatos ricos en sodio y potasio.