El día jueves, el ejército de Estados Unidos puso fin oficialmente a la guerra en Irak, recogiendo una bandera en una ceremonia militar encabezada por el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, casi nueve años después de la invasión que derrocó a Saddam Hussein.
Las últimas 4000 tropas estadounidenses se retirarán al final del año, dejando a Irak en un clima de insurgencia, tensiones sectarias e incertidumbre política.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien hizo la promesa electoral de traer las tropas a casa, comunicó al Primer Ministro iraquí, Nuri al-Maliki, que Washington seguirá siendo un socio leal, luego de que las últimas tropas atraviesen la frontera con Kuwait.
Cerca de 4.500 soldados norteamericanos y decenas de miles de iraquíes perdieron la vida en una guerra que comenzó con una campaña de intimidación en Bagdad, y terminó en una sangrienta lucha sectaria entre la mayoría chiíta oprimida y sus ex maestros sunitas.