“Si nos estimulan la corteza parietal derecha con un electrodo (mientras estamos despiertos y conscientes)”, escribe el prestigioso neurocientífico V. S. Ramachandran, “por un instante parecerá que flotamos cerca del techo y veremos nuestro cuerpo abajo”. La experiencia de abandonar el propio cuerpo no sólo está asociada con las vivencias cercanas a la muerte, el consumo de algunas drogas como la ketamina o situaciones extremas como las que viven los pilotos de caza, también ha sido recreada en el laboratorio. La clave está en estimular una zona concreta del hemisferio derecho del cerebro conocida como giro angular.El neurólogo suizo Olaf Blanke, del Hospital Universitario de Ginebra, ha comprobado los efectos de la estimulación de esta zona en alguno de sus pacientes.