La vallisoletana Ana María Martínez, divorciada y con un niño de veintiún meses a su cargo a la que el Juzgado de Primera Instancia número 3 dejó con poco más de 300 euros para vivir, al retenerle casi dos tercios de su sueldo con el fin de que ésta afronte los impagos de la hipoteca que se comprometió a seguir sufragando al 50 por ciento junto con su ya ex marido, se ha visto obligada a entregar al pequeño a su anterior pareja ante la imposibilidad de hacer frente a su manutención.