A pesar de siglos de la domesticación, las gallinas ponedoras conservan los comportamientos naturales de sus antepasados salvajes. Esta ' memoria ancestral ' de la manera natural de la vida de las aves se ha trasmitido por generaciones de modo que las gallinas conservan la necesidad de realizar comportamientos tales como construcción de una jerarquía, dormir en una percha, picotear y rasguñar en la tierra, bañarse con polvo, etc. Para la mayoría de las gallinas de postura del mundo, el sistema de cría hace imposible realizar la mayoría de estos comportamientos naturales. Cualquier grupo de gallinas tendrá un orden jerárquico. Si hay un solo gallo en el grupo, éste ocupará, de forma natural, el primer puesto, y las hembras tendrán un escalafón por debajo de él. Si no hay un gallo, las gallinas determinarán su orden jerárquico con picotazos y peleas que pueden ser un poco salvajes.