En la intimidad de los delicados mecanismos genéticos que rigen la división y la multiplicación celular, los científicos han hallado por primera vez pruebas fehacientes de que el estrés anticipa el envejecimiento.
El hallazgo de investigadores del Laboratorio de Neuroendocrinología de la Universidad de California demuestra que una acumulación de situaciones estresantes es capaz de agregar muchos años más al ADN de una persona que los de su edad cronológica real. Los científicos encontraron que las células de la sangre de mujeres que habían pasado la mayor parte de sus vidas cuidando de un hijo discapacitado tenían, genéticamente hablando, una década más de edad que las mismas células de aquellas madres que llevaban menos tiempo en la misma difícil tarea. La respuesta: telómeros acortados debido al estrés psicológico.