La vejez es un "proceso" que se inicia con la vida; es un tránsito obligado en nuestro propio devenir. Alguna vez seremos "viejos", como lo son o serán nuestros padres (en el mejor de los casos), y aceptarlo nos resulta doloroso y tendemos a negar esta idea. El envejecimiento es algo inevitable: uno se va a volver viejo. Pero no es lo mismo el envejecimiento que marca nuestro reloj biológico, a que uno se considere un viejo, eso ya es una decisión individual y subjetiva. Uno decide que es viejo para tal o cual cosa, y esto no funciona para todos por igual. Aceptar la vejez, nos enfrenta con una herida profunda, con relación a nuestro narcisismo, por cuanto, existen funciones que se van restringiendo (sensoriales, motoras, memoria, lenguaje, etc.) Pero asumirlas, aceptarlas y adecuarse a este momento de la vida, dependerá, de cómo hayamos vivido, de nuestra personalidad previa, y por supuesto, del acompañamiento familiar, social, cultural y político-económico.