En esta etapa evolutiva empiezan a crearse expectativas de futuro y objetivos a alcanzar. La mayoría de los adolescentes tienen alguna meta que desean alcanzar, ya sea laboral o personal, lo cual es una muestra de esta integración en la vida adulta. A pesar de todo hay muchos adolescentes que no son capaces de plantearse ningún reto y viven al día, sin saber muy bien lo que quieren. Esta falta de ilusión y de ganas es también una falta de coherencia interna y de madurez, ya que en estos casos el adolescente no hace ningún esfuerzo por integrarse en la vida adulta. Es importante que, tanto los padres como los educadores, ayuden a los adolescentes a ponerse metas y los motiven y valoren para que las alcancen. Si se sienten apoyados, especialmente por los padres, pondrán más esfuerzo y empeño en lograr ese objetivo que desean.