Algunos autores afirman que existe cierto grado de declive fisiológica en la senescencia que determinaría un enlentecimiento en la velocidad de procesamiento de la información, cierto decremento en la capacidad para codificar, almacenar y evocar informaciones nuevas e incluso
cierto grado de reducción del stock léxico. Los estudios que demuestran estos descensos en las actividades cognitivas del anciano se refieren al anciano normal, son psicométricos y no tienen en cuenta datos anatomopatológicos. En la práctica el anciano normal debe ser considerado
un sujeto normal desde el punto de vista cognitivo. Cualquier deterioro –subjetivo u objetivo– debe ser
considerado patológico.