Científicos españoles del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han dado ahora un importante paso hacia la inmortalidad. Un grupo coordinado por la directora del Programa de Oncología Molecular del CNIO, María Blasco, ha conseguido crear una cepa de superratones transgénicos con un 45% más de vida media, actuando sobre un puñado de genes concretos. “Es como si los humanos viviéramos un promedio de 125 años”, explica la investigadora. El secreto de estos matusalenes roedores está en la activación de tres de las estrellas en el campo de la investigación oncológica: telomerasa, p53 y p16. Su funcionamiento es relativamente sencillo. Los extremos de los cromosomas, denominados telómeros, son fundamentales para la vida de las células, ya que garantizan la estabilidad de los propios cromosomas, de la misma manera que el remate plástico evita que se deshilachen los cordones de los zapatos o la goma del pelo impide que se desmelene una trenza.