Las propiedades más obvias de las células cancerosas son su proliferación incontrolada y su inmortalidad, ya que no existen límites al número de veces que pueden dividirse. En todo caso ello no significa que las células inmortales hayan de ser necesariamente malignas, sino que la marca característica del cáncer es la de combinar la inmortalidad con el crecimiento descontrolado. Por ello podría tener un gran interés descubrir cuáles son las bases moleculares que favorecen o dificultan la división de las células, ya que de este conocimiento podrían derivarse consecuencias útiles tanto para luchar contra el envejecimiento celular e/o individual como para controlar la malignización celular. Y lo importante es que realmente, en los últimos, años han tenido lugar espectaculares avances al respecto.