Los científicos han sabido durante seis décadas que disminuir la ingestión calórica de los roedores en un 40 ó 50 por ciento da por resultado vidas mucho más largas para ellos. Se ha encontrado el mismo resultado en peces, arañas y muchas otras especies. Restringir la ingestión calórica de ratones en un 10 por ciento hace que vivan más que si tienen acceso ilimitado a la comida. Si la restricción es del 20 por ciento, viven aún más. Si es del 50, su longevidad aumenta todavía más. Pero si alcanza el 60 por ciento, mueren prematuramente de inanición. John Phelan, biólogo evolucionista de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) se remite a esta curva de resultados para ilustrar lo delgada que es la frontera entre los efectos beneficiosos de la restricción calórica y los perjudiciales. Phelan y Michael Rose han desarrollado el primer modelo matemático que demuestra la relación entre consumo calórico y longevidad.