Se la llama la enfermedad invisible, porque nadie la advierte como tal, ya que a la persona se la considera por lo general frívola o caprichosa, cuando en realidad ésta padece un alto grado de sufrimiento y de incapacitación. Los expertos advierten que el deseo de comprar, una forma para hallar la felicidad, proviene del exterior más que del interior, debido al acoso que hace la publicidad. Aunque otros hacen hincapié en que el problema está en la persona, siendo difícil delimitar cuándo el entorno, una época o una situación, da lugar a una conducta adictiva. El consumo compulsivo afecta sobre todo a mujeres y jóvenes; y se trata de una patología que puede encubrir una depresión, ya que la persona en cuestión sólo siente satisfacción cuando compra. Después, debido a los problemas de conciencia, cae en un estado depresivo; y el no poder ir de compras le provoca una profunda tristeza y una gran ansiedad. Al igual que sucede con las drogas, la necesidad de consumir se hace mayor cada día