Ya que la simetría corporal es un indicador de un buen sistema inmunológico, se ha observado cómo al parecer las mujeres se decantan por hombres con caras más masculinas durante las fases del ciclo con alto riesgo de embarazo, mientras que prefieren rostros afeminados después de la ovulación y durante la menstruación, cuando el riesgo de concepción es menor.
Según Kart Gramer, de la Universidad de Viena, una mujer podría elegir un compañero cuya apariencia poco masculina le sugiera una mejor cooperación en el cuidado de los hijos, pero ocasionalmente copularían con un hombre de apariencia más varonil, un indicador de una buena potencia inmunológica, durante la fase del ciclo menstrual más fértil.