En un sorprendente caso de derroche y evasión, se revela que Piccirillo gastó 200,000 dólares en su boda mientras acumulaba una fortuna sospechosa. Las investigaciones apuntan a un estilo de vida extravagante financiado por actividades cuestionables. Cajas de seguridad llenas y relojes millonarios son solo la punta del iceberg en este escándalo que involucra a figuras del poder judicial. La historia se complica con intentos de fuga y maniobras legales para evitar la prisión.