Es una comunidad innovadora, que se arriesga, imagina, invierte, investiga, aprende y enseña. Se trata de la Ciudad del Saber, que 25 años después es un ejemplo de las cosas que se pueden hacer con las áreas revertidas.
Jorge Arosemena, director de la Ciudad del Saber, recordó que la idea surgió en la “mente y el corazón” de dos ciudadanos ya fallecidos, Fernando Eleta Almarán y Gabriel Lewis Galindo, que, a mediados de los años 90, tuvieron cada uno por su cuenta, la idea de que se tenía que aprovechar instalaciones que Panamá recibiría con la reversión del Canal y la salida de los militares estadounidenses.