Tras la caída del régimen de Bashar al Asad, el mundo sigue descubriendo los atroces crímenes cometidos por el dictador en Siria. El más reciente de estos hallazgos ha sido el descubrimiento de quince civiles asesinados "bajo brutales torturas" en la prisión de Sednaya, situada a unos 30 kilómetros al norte de Damasco.
El lunes, la Defensa Civil Siria, conocida como los Cascos Blancos, llegó a esta prisión, que estaba bajo el control de la Policía Militar Siria y era tristemente famosa por el uso sistemático de torturas contra miles de prisioneros. Su misión fue rescatar a detenidos que podrían haber estado en celdas subterráneas ocultas.
La prisión de Sednaya, que albergaba entre 10.000 y 20.000 detenidos según las estimaciones de Amnistía Internacional, se convirtió en un símbolo de la brutalidad del régimen. El uso excesivo de la tortura y la violencia salió a la luz tras un motín de prisioneros en 2008.