Bermejo, el consultor contratado por Aldama como estratega de comunicación, afirma hoy que el Gobierno Frankenstein ha intentado negociar con él para evitar que su cliente ‘tire de la manta’.
Eso, además de revelar que hay más fotografías de Sánchez con el perejil de todas las podridas salsas socialistas y que guarda material lo suficientemente sensible como para poner nervioso a cualquiera.
Cualquiera son el marido de Begoña, Santos Cerdán, Armengol, Illa, Torres, Marlaska y la cuadrilla de maleantes.
La corrupción del PSOE llega hasta la cabeza y tiene más patas que un pulpo.
Para entender lo que está sucediendo y por qué alguien como Aldama se ha puesto de repente y contra todo pronóstico a cantar como un jilguero, no hay que ser un experto político o un reputado analista. Ni siquiera tertuliano sabelotodo de televisión.
Basta echar un vistazo a películas como ‘Uno de los nuestros’, ‘La Ley del Hampa’ o ‘El Padrino’.
Y recordar frases de la serie ‘Los Soprano’ como ‘tu aguanta, que no te faltará de nada’, ‘nosotros cuidaremos de ti y de los tuyos’, ‘tendrás la mejor defensa que se pueda pagar con dinero’ o ‘cierra la boca y en un pis pas estás en la calle’.
Sánchez, como ayer le espetó a la cara Abascal en el Congreso de los Diputados, no preside un gobierno, sino una macro-red de corrupción; una mafia.
Y dentro de ese entramado se opera con los mecanismos y sistemas de la Cosa Nostra.
A Aldama, como le han hecho a Ábalos, a Koldo, le prometieron que no le iba a pasar nada, que en el peor de los casos, si el tinglado se torcía, le arroparían tirando de todos los mecanismos del Estado, que son muchos y han servido para cambiar leyes, repartir indultos, evitar ingresos en prisión y hasta para borrar delitos como los de los EREs andaluces.
Un problema es que, a diferencia de Ábalo, Koldo y todos los cargos socialistas implicados en la trama, que son especímenes criados a la teta del PSOE y cuyas vidas han discurrido siempre dentro del partido, Aldama viene de otros lares y está hecho de otra pasta.
Desde el minuto uno, lo suyo ha sido la pasta.
Lleva más de un lustro haciendo ricos a políticos de izquierdas y repartiendo sobres de billetes como si fueran confeti.
Le habían prometido ‘protección’ y cuando vio que llevaba ya un mes encerrado en Soto del Real y camino de comerse dos años de prisión como preventivo y con perspectivas de zamparse otro 10 cuando llegue el juicio, sin que Sánchez y compinches dieran signo alguno de estar dispuestos a mojarse acudiendo al rescate, decidió jugar por su cuenta.
Y a fondo.
Hoy nos enteramos del nombre y de la cara de uno de los penitentes que llevaron fajos de billetes en bolsas de plástico a la sede-puticlub que el PSOE tiene en la madrileña calle Ferraz.
Se llama Carmen Pano, es empresaria, asegura haber entregado 90.000 euros en la segunda planta, lo registró en su momento en el notario e ira a ratificarlo ante el juez cuando la llame.
Por si le faltaba algo a Sánchez, se confirma ahor