Era su primer gran viaje para explorar el siempre romantizado paraíso para mochileros del Sudeste Asiático, Bianca Jones y Holly Bowles, dos amigas australianas de 19 años, llegaron el 11 de noviembre a Vang Vieng, una pequeña ciudad rodeada de montañas de piedra caliza y campos de arroz en el centro de Laos. Un espléndido paraíso natural para hacer senderismo y explorar cuevas. También para perderse en las ebrias y psicotrópicas aventuras de la noche. Esto último es lo que buscan muchos jóvenes viajeros. Una experiencia que fue mortal para las australianas.
Vang Vieng es famoso por sus fiestas. Está lleno de callejones flanqueados por decenas de garitos baratos, dispensarios de marihuana, vendedores ambulantes de hongos alucinógenos y albergues que ofrecen literas por menos de 10 euros la noche. Muchas excursiones que las agencias organizan por ríos y montañas suelen incluir chupitos de algún licor local. Este lugar es una de las clásicas paradas en una de las rutas más populares por la región, la Banana Pancake Trail, que atraviesa Tailandia, Vietnam, Laos y Camboya.