Stonehenge es el nombre del antiguo yacimiento megalítico situado en la llanura de Salisbury, al sur de Inglaterra, y es una de las principales atracciones turísticas del Reino Unido y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986.
Stonehenge data del Neolítico, hace unos 5.000 años. Posteriormente se fueron añadiendo nuevas fases de construcción, que se remontan hasta el 1500 a.C.
El monumento prehistórico está formado por grandes piedras monolíticas, cada una de las cuales pesa unas 25 toneladas, dispuestas en círculo.
Esta estructura encierra uno de los mayores misterios de la Tierra, ya que algunas de las piedras, las azules, proceden de un lugar situado a unos 200 km, en Gales.
Otro gran misterio de Stonehenge se refiere a su función. Su uso original sigue siendo objeto de debate: no se sabe con certeza si se utilizó como lugar de culto religioso, observatorio astronómico o centro funerario.
Lo que sí se sabe con certeza es que Stonehenge se construyó alineado con el solsticio de verano, creando una atmósfera mágica en esa época del año.
Cada 21 de junio, al salir el sol, los rayos solares atraviesan las piedras, creando un fenómeno visual tan fascinante como misterioso, que los pueblos antiguos debían conocer bien y que probablemente tenía un significado preciso para ellos.
Hoy, científicos y estudiosos de todo el mundo han descubierto algo aún más fascinante, que pronto podría desvelar el misterio de su construcción.
Además de estar alineado con el Sol, es posible que el monumento también se construyera en relación con la alineación de la Luna.
Se trata de un raro acontecimiento celeste que se produce cada 18,6 años, y que tendrá lugar en los albores del Año Nuevo: en enero de 2025, los megalitos podrían crear un espectáculo único.
De producirse, se trataría de un descubrimiento histórico sin precedentes, tanto por la construcción del yacimiento como por los extraordinarios conocimientos que los pueblos antiguos poseían en el campo de la astronomía.